Los detectores de intrusión previenen la entrada de ladrones y los posibles daños en el Museo de guerreros de terracota
Turistas de todas partes del mundo experimentan un encuentro con la historia en uno de los patrimonios culturales más visitados de China: el famoso Museo de guerreros de terracota y el Palacio de verano. Entre bastidores, los detectores de intrusión de Bosch protegen las irreemplazables estatuas, armas y ornamentos de ladrones y posibles daños.
RESUMEN
PROYECTO
Museo del mausoleo del emperador Qin Shi Huang en China
Ventajas
Alarmas rápidas y a prueba de fallos cuando los objetos expuestos están en peligro.
Ahorro de costes debido al menor número de personal de seguridad en el depósito sin armas.
Soluciones de productos
Sistema de detección de intrusión
Instalación de un sistema de alarma de intrusión con varios cientos de detectores de intrusión diversos combinados y los paneles de control B9512 de la G Series.
¿Cuáles son los desafíos para los operadores?
Para los operarios de museos, galerías y ciudades históricas mostrar exposiciones públicas supone un arma de doble filo: por un lado quieren ofrecer al visitante una rica experiencia con contexto histórico que no se vea obstruida por barreras y limitaciones obvias. Pero por el otro lado, tienen que asegurar la seguridad e integridad de los tesoros culturales que se muestran. Lograr este equilibrio es especialmente importante en los lugares Patrimonio Mundial de la UNESCO, como el mausoleo del emperador Qin Shi Huang en Xi'an (China). Descubierto en 1974, el lugar alberga un ejército de 2000 años de antigüedad hecho de estatuas de arcilla, los Guerreros de terracota, que guardan la tumba del primer emperador de China.
Un millar de visitantes al día
Cuando el anticuado sistema de detección de intrusos del Museo de los guerreros de terracota requirió una actualización, surgieron varios desafíos clave en materia de seguridad :
En primer lugar, el gran volumen de miles de visitantes diario exige alarmas rápidas y a prueba de fallos cuando los objetos expuestos están en peligro. Aparte del riesgo constante de posibles ladrones que quisieran robar los elementos expuestos, la mayor amenaza proviene de los turistas a los que se les caen los teléfonos móviles o cámaras a los fosos, rebasan las zonas acotadas y podrían causar daños.
En segundo lugar, la solución instalada debía funcionar en condiciones extremas, ya que los fosos que albergan los varios miles de estatuas de guerreros de terracota acumulan grandes cantidades de polvo que pueden impedir la labor de los detectores.
Y en tercer lugar, el sistema de seguridad debía ser discreto sin interferir en la experiencia de observar a los guerreros y las estatuas de los caballos a escala natural.
Varios cientos de detectores de intrusión en los 16.300 metros cuadrados del museo
Teniendo en cuenta estos factores, los expertos de Bosch implantaron una combinación de varios cientos de detectores de intrusión en el área expositiva de 16.300 metros cuadrados del museo. Para detección rápida de vulneraciones de la seguridad, el equipo instaló detectores montados en las paredes de los fosos junto a los guerreros de terracota y lo complementó con detectores instalados en el techo por encima de las áreas por donde pasan los visitantes y aquellas que están abiertas.
Tecnologías de RADAR Doppler de microondas y de infrarrojos
Los detectores, integrados en paneles de control G Series (Panel de control B9512 G), se basan en tecnologías de radar Doppler de microondas e infrarrojos, mejoradas por algoritmos de procesamiento First Step (FSP), para detectar cambios en las señales de energía infrarroja y radar cuando una persona sobrepasa un límite de seguridad predefinido en el interior del museo y a lo largo del perímetro. Para eliminar las falsas alarmas debidas al polvo y a otras interferencias ambientales, los detectores de los fosos utilizan sensores de infrarrojos pasivos (PIR) y radar Doppler de microondas.
No hay detectores de techo estándar
Como característica especial, los detectores de movimiento montados en el techo proporcionan una detección de intrusión exacta aunque estén montados muy elevados en el abovedado del Museo del ejército de terracota: el techo está a 4,8 m de altura; esta cifra excede los límites de los detectores de techo estándar en más de dos metros.
Solo dos segundos para el procesamiento de la señal
En caso de producirse un intento de intrusión, los paneles de control de G Series de Bosch activan una alarma en la sala de control del museo en solo dos segundos. Además de la localización exacta del detector activado, el equipo de seguridad también recibe en tiempo real imágenes de la escena desde una cámara de vigilancia, que son posibles gracias a la integración de una plataforma de seguridad de vídeo de terceros. Esta inteligencia in situ permite que el personal responda de manera rápida y eficaz.
Los detectores de Bosch también protegen las instalaciones de almacenamiento
Aunque el público no lo perciba, el sistema de seguridad integrado también da respuesta a otro requisito clave para los operarios de museos: teniendo en cuenta que una gran parte de las piezas exhibidas se almacenan en otro lugar cuando es necesario, pero deben estar salvaguardadas de los ladrones, los detectores de Bosch protegen las instalaciones de almacenamiento que, gracias a ello, pueden prescindir de vigilancia humana, lo que conlleva un ahorro notable de costes personal. Esta situación es ventajosa para ambas partes: los operarios del museo están tranquilos al saber que la exposición histórica está segura de ladrones, daños e intrusión. Y los visitantes disfrutan de una experiencia íntima y personal al contemplar objetos antiguos sin ningún tipo de vallas o barreras que limiten la experiencia.