Nueva solución superior de detección de incendios con sensor de gas CO integrado

Muchos detectores de incendios incluyen sensores ópticos o térmicos, pero no sensores de control de gas. Los detectores de incendios que sí tienen sensores de gas integrados no suelen incluir requisitos específicos sobre monóxido de carbono para las normas EN54 (EN54-26; EN54-30; EN54-31). Los futuros proyectos de sistemas de detección de incendios incluirán la detección de CO para garantizar la seguridad en espacios donde su presencia sea probable o se sospeche.

El polvo, el vaho u otros vapores pueden activar falsas alarmas frecuentes en algunos sensores y cada falsa alarma supone un alto coste para cualquier tipo de empresa. Las paradas en la producción, la evacuación de edificios y la investigación del origen de la alerta desencadenada resultan muy costosas. Los detectores de incendios multisensor permiten compensar las limitaciones del uso de diversos sensores individuales (humo, calor, CO) combinando los distintos valores de medición y reduciendo de este modo las falsas alarmas.

Mientras más complejo sea el sistema, más engorroso y lento resulta el mantenimiento de todos los dispositivos instalados. Los distintos componentes pueden requerir mantenimiento en momentos diferentes, lo que implica frecuentes desplazamientos al lugar de instalación. El responsable de seguridad debe identificar a quién dirigirse para la resolución de problemas y el soporte de mantenimiento de un detector, una central de incendios o un sensor de gas concretos. El riesgo de interrupciones en el mantenimiento en estos casos es elevado.

Los aparcamientos subterráneos de bloques de oficinas, centros comerciales o palacios de congresos ofrecen espacios para los vehículos de residentes, empleados y visitantes. En cualquier momento, uno o varios de estos vehículos tienen el motor en marcha al entrar y salir o cuando el conductor busca o espera una plaza de aparcamiento. Los tubos de escape de los motores de combustión pueden emitir monóxido de carbono que puede acumularse hasta alcanzar niveles altos. Esto agrava los riesgos de incendio y combustión, que ya son importantes en estas zonas debido a la presencia de gasolina.

Las instalaciones sanitarias albergan complejos equipos eléctricos, pero también una serie de sustancias químicas y biológicas para el diagnóstico, los tratamientos médicos y el mantenimiento de las condiciones sanitarias. Los pabellones de pacientes, las salas de espera, las zonas de restauración y otras instalaciones dependen de grandes sistemas de calderas o generadores para calentarse o proporcionar agua caliente constante. Esto supone un riesgo de fuga de CO a la atmósfera, especialmente cuando un sistema de calefacción está anticuado o tiene un mantenimiento deficiente. Si el monóxido de carbono entra en contacto con fuentes de calor, como maquinaria, hay más peligro de explosión, ya que el CO se inflama con facilidad.

La quema de combustibles a escala industrial en las plantas de fabricación y, en particular, en las siderúrgicas, libera grandes cantidades de CO a la atmósfera, pero también a los entornos de trabajo cerrados. Los empleados y la valiosa maquinaria pueden estar cerca de incineradoras, instalaciones de fermentación, salas de calefacción a gran escala, todo lo cual plantea riesgos de concentración de CO. Si a esto se añaden todas las fuentes de calor, las chispas de los trabajos de mantenimiento o una liberación incontrolada de productos químicos, los riesgos de incendio y explosión son muy elevados. Estos entornos peligrosos requieren una combinación inteligente de detección térmica, óptica y de gases para cubrir todas las situaciones posibles para la protección del personal y los bienes materiales.

El monóxido de carbono puede formarse como subproducto en algunas reacciones químicas. Dado que los laboratorios de la industria farmacéutica manipulan diversas sustancias químicas, los responsables de seguridad de estos edificios deben tener en cuenta la posibilidad de que se produzcan concentraciones de CO. Un control fiable del CO debe ser parte esencial de su estrategia de seguridad contra incendios. Sin embargo, otras sustancias químicas añaden otros peligros de combustión o ignición, así como los creados por las fuentes de calor y energía. Así pues, la industria farmacéutica necesita un sistema de protección integral para hacer frente a estos riesgos combinados.